Gerardo Hernández visitó esta mañana la escuela primaria donde estudió en La Güinera, barrio en el que transcurrió su infancia. Era un compromiso y una deuda personal con aquel lugar donde fue feliz, y al cual acudió mentalmente muchísimas veces en sus 16 largos años de encierro en las cárceles de EEUU.
De hecho, en una entrevista telefónica que le hiciera el cineasta y activista norteamericano Saul Landau en 2009, Gerardo narraba esta experiencia:
Vengo de La Habana, entre La Güinera y Vieja Linda… En Cuba la gente vive con las puertas abiertas a sus vecinos, conocen prácticamente a toda la gente del barrio. A las 8 de la noche su hijo puede estar jugando en la calle. Entonces se para en la puerta a darle gritos para que venga a comer o a bañarse. Viven con la enorme tranquilidad de saber que al hijo nadie le va a estar vendiendo drogas ni nadie le va a secuestrar.
En la Escuela “Cesáreo Fernández”, del reparto Capri, en le Consejo Popular La Güinera, por donde pasó además casi toda la familia del Héroe cubano, no faltaron emoción, abrazos y lágrimas. Gerardo visitó las 27 aulas, se reencontró con su maestra Leonor Espinosa, y guardó en su bolsillo las cartas que los niños le escribieron: “Para leerla con Adriana”, su esposa y madre desde el 6 de enero de su preciosa Gema.