En septiembre de 1998 cinco cubanos, fueron arrestados en Miami por agentes del FBI y aislados en celdas de castigo durante 17 meses antes que su caso fuera llevado al tribunal. Su misi�n en los Estados Unidos era monitorear las actividades de grupos y organizaciones responsables de actividades terroristas contra Cuba.
Gerardo Hern�ndez, Ram�n Laba�ino, Fernando Gonz�lez, Antonio Guerrero y Ren� Gonz�lez fueron acusados del nebuloso cargo de conspiraci�n para cometer espionaje. El gobierno de Estados Unidos nunca los acus� de espionaje real, ni afirm� que hubiera ocurrido espionaje real ya que no les fue incautado ning�n documento clasificado.�
A pesar de la en�rgica� objeci�n por parte de la defensa, el caso se llev� a juicio en Miami, Florida, comunidad con una larga historia de hostilidad hacia el Gobierno� cubano, que impidi� en este caso la realizaci�n de un juicio justo.
El juicio dur� m�s de seis meses, convirti�ndose en el m�s largo en Estados Unidos hasta ese momento.� M�s de 119 vol�menes de testimonios y 20 000 p�ginas de documentos fueron compilados, incluyendo el testimonio de tres generales retirados del ej�rcito y un almirante retirado, quienes coincidieron en que no exist�a evidencia de espionaje.
Al final del juicio, cuando el caso estaba a punto de ser presentado al jurado para su consideraci�n, el gobierno reconoci� por escrito que hab�a fracasado en probar el cargo de conspiraci�n para cometer asesinato impuesto a Gerardo Hern�ndez, alegando que “a la luz de las pruebas presentadas en el juicio, esto constituye un obst�culo insuperable para Estados Unidos en este caso y probablemente resultar� en el fracaso de la acusaci�n en este cargo”. El jurado, no obstante, encontr� culpables a los cinco de todos los cargos, despu�s de haber sido puesto bajo una intensa presi�n por parte de los medios de prensa locales.
Despu�s de ser hallados culpables los Cinco fueron sentenciados a condenas que sumaron 4 cadenas perpetuas m�s 77 a�os y confinados a cinco c�rceles diferentes de m�xima seguridad, totalmente separadas una de otra y sin comunicaci�n alguna entre ellos.
Gerardo Hernandez Nordelo�2 cadenas perpetuas mas 15 a�os
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Ramon Laba�ino Salazar�1 cadena perpetua mas 18 a�os
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Antonio Guerrero Rodriguez�1 cadena perpetua mas 10 a�os
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Ferando Gonzalez Llort�19 a�os
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Rene Gonzalez Sehwerert�15 a�os
Adicionalmente se les impuso una cl�usula seg�n la cual “como una condici�n especial adicional de la libertad supervisada, se les proh�be asociarse con o visitar lugares espec�ficos donde se sabe que est�n o frecuentan individuos o grupos tales como terroristas, miembros de organizaciones que propugnan la violencia o figuras del crimen organizado.”
Los cargos de conspiraci�n para cometer espionaje y conspiraci�n para cometer asesinato conllevaron para tres de ellos sentencias de cadenas perpetuas, convirti�ndose en las primeras personas en Estados Unidos en recibir cadena perpetua en casos relacionados con espionaje, en los que no existi� evidencia de obtenci�n y transmisi�n de un solo documento secreto.
La apelaci�n ha tomado 9 a�os. El 9 de agosto de 2005, un panel de tres jueces de la Corte de Apelaciones revoc� sus veredictos de culpabilidad al considerar que estos cinco hombres no tuvieron un juicio justo en Miami. En una acci�n inusual, el Gobierno solicit� a los doce jueces de la Corte de Apelaciones revisar la decisi�n del panel en un procedimiento llamado en banc.� Exactamente un a�o despu�s, el 9 de agosto de 2006, con una fuerte opini�n discrepante por parte de dos de los jueces, el pleno de la Corte revoc� por mayor�a la decisi�n de los tres jueces originales.
Mientras tanto, el 27 de mayo de 2005, el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Detenciones Arbitrarias, despu�s de estudiar los argumentos presentados tanto por la familia de los Cinco como por el gobierno de Estados Unidos, determin� que su privaci�n de libertad era arbitraria y exhort� al gobierno de Estados Unidos a tomar las medidas necesarias para rectificar esa arbitrariedad.
El Grupo de Trabajo� manifest� que, basado en los hechos y las circunstancias bajo las cuales se llev� a cabo el juicio, la naturaleza de los cargos y la severidad de las sentencias, la privaci�n de libertad de los Cinco viola el Art�culo 14 de la Convenci�n Internacional sobre Libertades Civiles y Pol�ticas, de la cual Estados Unidos es signatario.
Nunca antes el Grupo de Trabajo sobre Detenci�n Arbitraria ha denunciado como arbitraria la privaci�n de libertad en un caso juzgado en Estados Unidos debido a violaciones cometidas durante el proceso legal.
La falta de pruebas para sustentar las dos principales acusaciones – conspiraci�n para cometer espionaje y conspiraci�n para cometer asesinato en primer grado- y la imposici�n de condenas de cadenas perpetuas, completamente irracionales e injustificables, constituy� a lo largo de todo el proceso de apelaci�n otro argumento clave de la Defensa para explicar la arbitrariedad del proceso.
El 2 de septiembre de 2008 la Corte de Apelaciones de Atlanta ratific� los veredictos de culpabilidad de los Cinco. Ratific� las sentencias de Gerardo Hern�ndez y Ren� Gonz�lez, y anul� las sentencias de Antonio Guerrero, Fernando Gonz�lez y Ram�n Laba�ino, por considerarlas incorrectas, enviando nuevamente a la Corte de Distrito de Miami los casos de estos tres �ltimos para ser re-sentenciados.
En esa ocasi�n la Corte de Apelaciones en pleno reconoci� que no exist�a evidencia alguna de que hubo obtenci�n ni transmisi�n de informaci�n secreta o de defensa nacional en el caso de los acusados del cargo de conspiraci�n para cometer espionaje.
Por otra parte, uno de los tres jueces del Panel, la Jueza Phyllis Kravitch emiti� una opini�n disidente de 16 p�ginas en la que argument� que no exist�a evidencia alguna para sustentar el cargo de conspiraci�n para cometer asesinato.
El 15 de junio de 2009 la Corte Suprema de Estados Unidos anunci�, sin m�s explicaciones, su decisi�n de no revisar el caso de los Cinco cubanos a pesar de los s�lidos argumentos esgrimidos por los abogados de la defensa ante las evidentes y m�ltiples violaciones legales cometidas durante todo el proceso.�
Desconocieron asimismo, el universal respaldo a esta petici�n y a los Cinco, expresado en una cifra de 12 documentos de “amigos de la Corte”, cantidad que constituye un hecho sin precedentes ya que representa el mayor n�mero de amicus que se haya presentado hasta ese momento ante la Corte Suprema de Estados Unidos para la revisi�n de un proceso penal.
10 Premios Nobel entre los que figuran el Presidente de Timor Leste, Jos� Ramos Horta, Adolfo P�rez Esquivel, Rigoberta Menchu, Jos� Saramago, Wole Soyinka, Zhores Alferov, Nadine Gordimer, G�nter Grass, Dar�o Fo y Mairead Maguire; el Senado de M�xico en pleno; la Asamblea Nacional de Panam�; Mary Robinson, presidenta de Irlanda (1992-97) y Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas (1997-2002), y el ex Director General de la UNESCO, Federico Mayor, entre otros, suscribieron los amicus.
A ellos se sumaron cientos de legisladores de todo el mundo entre los que se encuentran 75 miembros del Parlamento Europeo, incluyendo dos ex Presidentes y tres actuales vicepresidentes de ese �rgano legislativo as� como numerosas asociaciones de abogados y de derechos humanos de diferentes pa�ses de Europa, Asia y Am�rica Latina, personalidades internacionales y organizaciones legales y acad�micas de Estados Unidos.
Con esta decisi�n del Supremo se agotaron en la pr�ctica los recursos legales para apelar el fallo de la Corte de Atlanta que ratific� sus veredictos de culpabilidad.
El 13 de octubre de 2009 tuvo lugar en la Corte de Distrito de Miami la audiencia de re-sentencia de Antonio Guerrero. En el curso de la misma la propia Jueza que en diciembre de 2001 le hab�a impuesto la sentencia de una cadena perpetua m�s 10 a�os, se vio obligada a admitir que en el caso de Antonio no exist�a evidencia ni de obtenci�n ni de transmisi�n de informaci�n secreta.� No obstante, le impuso la injusta sentencia de 21 a�os y 10 meses en prisi�n m�s 5 a�os de libertad supervisada.
El 8 de diciembre tuvo lugar la audiencia de re-sentencia de Fernando Gonz�lez y Ram�n Laba�ino. La sentencia original de Fernando (19 a�os) fue modificada a 17 a�os� y 9 meses en prisi�n, mientras la de Ram�n (1 cadena perpetua m�s 18 a�os), fue reducida a 30 a�os en prisi�n.
Durante todos estos a�os de injusto encarcelamiento la dilaci�n en el otorgamiento de las visas a los familiares de los Cinco cubanos presos en territorio de Estados Unidos desde Septiembre 12, 1998, ha originado que en la mayor�a de los casos, los mismos hayan podido visitarlos s�lo una vez al a�o como promedio, aun cuando, de conformidad con las regulaciones de las prisiones respectivas, podr�an haberlos visitado mensualmente.
A dos de ellos, Gerardo Hern�ndez y Ren� Gonz�lez, se les ha impedido recibir la visita de sus respectivas esposas, Adriana P�rez y Olga Salanueva, a las que se les ha negado reiterada y sistem�ticamente el permiso de entrada a territorio estadounidense para efectuar tales visitas. Como resultado de dichas negativas Adriana y Olga no han podido ver a sus esposos desde hace m�s de 11 y 9 a�os respectivamente.
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Gerardo Hern�ndez |
La Corte de Apelaciones ratific� su sentencia � 2 cadenas perpetuas m�s 15 a�os |
Ram�n Laba�ino |
La Corte de Apelaciones anul� su sentencia � El 8 de diciembre de 2009 fue resentenciado a 30 a�os |
Antonio Guerrero |
La Corte de Apelaciones anul� su sentencia � El 13 de octubre de 2009 fue resentenciado a 21 a�os y 10 meses |
Fernando Gonz�lez |
La Corte de Apelaciones anul� su sentencia � El 8 de diciembre de 2009 fue resentenciado a 17 a�os y 9 meses |
Ren� Gonz�lez |
La Corte de Apelaciones ratific� su sentencia � 15 a�os |
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Entrevista con Leonard Weinglass sobre nueva apelaci�n de Gerardo Hern�ndez��
Junio 15, 2010
Ayer se anunci� la presentaci�n de una petici�n de habeas corpus a nombre de Gerardo Hern�ndez. �Qu� es una petici�n de habeas corpus y por qu� se le conoce tambi�n como colateral?
Despu�s de su condena Gerardo ten�a derecho a apelar ante la corte de apelaciones del circuito de Atlanta, lo cual hizo y despu�s buscar una revisi�n por parte de la Corte Suprema de estados Unidos, lo cual tambi�n hizo. Ese proceso es la apelaci�n directa. Cuando ese proceso culmina, como en el caso de Gerardo, entonces uno tiene el derecho de emprender una apelaci�n colateral o un ataque colateral, que es una forma muy limitada de apelaci�n (solamente temas constitucionales que no se hayan litigado previamente, adem�s de una afirmaci�n de inocencia real), en lo que anteriormente se conoc�a como “habeas corpus federal”. Ahora se le llama moci�n por la “Secci�n 2255”. Y ah� es donde nos encontramos ahora.
Presentamos la moci�n por la 2255 el 14 de junio, y entregaremos el expediente en los siguientes 30 d�as, indicando aquellas violaciones constitucionales que no hab�an formado parte de la apelaci�n previa, y una declaraci�n de inocencia real.
�Por qu� es esta la apelaci�n final para Gerardo? �No es el habeas corpus un recurso sin l�mite de tiempo ni restricciones?
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Sin lugar a dudas s� existe un l�mite de tiempo para el habeas corpus. Usted debe presentarlo dentro del a�o siguiente al �ltimo evento de la litigaci�n. En el caso de Gerardo, �ste fue cuando la Corte Suprema de Estados Unidos rechaz� nuestra petici�n de revisi�n el 15 de junio de 2009. As� que ten�amos un a�o hasta el 14 de junio de 2010 para presentar el ataque colateral o el habeas corpus. Sin embargo, si se llega a un momento, incluso despu�s que haya concluido este plazo, en que aparezca nueva evidencia que anteriormente no hab�a estado disponible, usted puede regresar a la corte con una muy estrecha oportunidad y argumentar inocencia real, que es lo que nosotros estamos argumentando en estos documentos que hemos presentado.
Cualquier evidencia de inocencia real o de grave mala conducta por parte del gobierno pudiera resultar posiblemente una base para ir nuevamente a la corte, a pesar de tener un plazo de un a�o de limitaci�n en la instancia actual.
�Por qu� existe un l�mite de un a�o?
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Ese l�mite fue establecido por el Congreso (en 1996, y firmado por el Presidente Clinton). No hab�a limitaci�n alguna, pero en la reforma de 1996 establecieron un plazo l�mite de un a�o para la presentaci�n. Muchas personas piensan que es injusto porque lo que est� sucediendo frecuentemente en una serie de casos es que la evidencia surge despu�s del plazo l�mite de un a�o. En la actualidad un acusado es presuntamente excluido – salvo que �l o ella puedan convencer a la corte del derecho de aceptar una presentaci�n tard�a, que no es f�cilmente hecha.
�En qu� corte fue presentado lo de� Gerardo y cu�les son los pr�ximos pasos si esta gesti�n es rechazada?
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El caso est� presentado en la Corte del Distrito Federal de Miami, que es la corte del distrito sur de la Florida. Este es el mismo distrito donde se realiz� el juicio. Por lo general el caso es presentado de nuevo al mismo juez.� Sin embargo, en Miami, al igual que en una serie de otros distritos federales, frecuentemente el juez� que est� sesionando refiere la moci�n al magistrado, que examina los papeles y hace una audiencia si es necesario.
En algunos casos complicados el juez de la corte del distrito federal pudiera realmente retener el caso y celebrar una audiencia ante si mismo. Todav�a no sabemos si la jueza Lenard, que fue la que ofici� en el juicio, mantendr� este caso para si misma o si lo va a referir a un magistrado.
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�Si el magistrado o la jueza creen que el caso tiene m�rito, qu� pasar�?
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Si alguno de ellos cree que el caso ha lugar, se escribe una opini�n. Y en esa opini�n la corte establecer� la reparaci�n. La reparaci�n que estamos buscando, desde luego, es un nuevo juicio para Gerardo. Entonces, si perdi�ramos, tendr�amos el curso normal de apelaciones. Podemos ir de nuevo a la Corte de Apelaciones del 11no. Circuito y ellos revisar�n el caso si el tribunal o la corte de apelaciones certifica los temas para la revisi�n. Y si pierdes all�, puedes pedir de nuevo a la Corte Suprema de los Estados Unidos que reciba el caso.
Uno de los puntos de la apelaci�n es el referido a los periodistas que estuvieron siendo pagados, sin que la defensa haya tenido conocimiento de ello, periodistas que� eran supuestamente independientes pero estaban recibiendo dinero de Radio y TV Mart�.
Este es un caso cl�sico de evidencia recientemente revelada de una dimensi�n constitucional. El juicio tuvo lugar en el periodo de 2000 a 2001. Nadie sab�a que estos periodistas estaban siendo pagados en aquellos momentos por el gobierno. Pero en el a�o 2006 fue revelado que de hecho algunos de los periodistas que reportaban regularmente, estaban tambi�n en la n�mina del gobierno federal en conexi�n con Radio y TV Mart�. Teniendo en cuenta que esto no fue revelado hasta 2006, resulta una evidencia de nueva revelaci�n. Al ser esta es una evidencia de que el gobierno manipul� la actitud de la comunidad, tiene una dimensi�n constitucional, ya que se viol� el derecho constitucional de Gerardo a tener un juicio justo.
Y es adem�s una violaci�n del debido proceso. As� que en nuestros documentos estamos citando la revelaci�n de 2006, y todo el excelente trabajo que fue hecho por el Comit� Nacional para sustentar estas revelaciones y para solicitar, bajo la Ley de Libertad de Informaci�n, otras informaciones, que est�n todav�a pendientes de ser reveladas, para reforzar la petici�n.
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Existe a�n m�s informaci�n, como los litigios por los procedimientos de� la Ley de Libertad de Informaci�n, para revelar a�n m�s informaci�n acerca de estos periodistas, sus acuerdos con el gobierno, lo que hicieron, y bajo los auspicios de qui�n.
Nosotros esperamos que el caso est� en la corte del distrito al menos seis meses, probablemente m�s. De manera que si recibimos nueva informaci�n, la misma puede ser agregada a los documentos que nosotros presentaremos este mes y el pr�ximo.
Usted ha recorrido un largo camino defendiendo a gente que ha sido acusada por estar involucrada en casos de justicia social. �C�mo usted ve el caso de los Cinco Cubanos en el contexto de su historia de defensa de prisioneros pol�ticos?
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Este caso es muy similar a aquellos casos: Una vez que usted tiene una acusaci�n en la que el gobierno tiene un inter�s pol�tico en el resultado, converge all� una fuerte probabilidad de que los pasos que se hayan dado hayan sido inapropiados al inicio y durante el procesamiento del caso. Y se dieron pasos que se desconoc�an al momento del juicio pero que se conocieron despu�s.
Nosotros vamos a estar buscando otras informaciones que el gobierno� tiene congeladas, que no entreg�, y que us� para manipular este proceso con el fin de obtener una condena. Como ha sucedido en casos anteriores, este ser� un proceso revelador donde nosotros vamos a encontrar cosas que no eran conocidas al momento del juicio y que solo se han llegado a saber mediante algunos empujones y presiones.
�Qu� abogados est�n vinculados a las apelaciones?
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La mayor�a de los abogados se han mantenido en el caso, que se ha prolongado durante 12 a�os. Otros se han incorporado durante la apelaci�n.
Este es un proceso t�pico. Con frecuencia, como en el caso de Tom Goldstein, se requiere una pericia especial de un abogado que practica ante una corte espec�fica. Goldstein, desde luego, es un experto en litigios ante la Corte Suprema de los Estados Unidos. �l imparte seminarios sobre litigios ante la Corte Suprema de los Estados Unidos, tanto en la Universidad de Harvard como en la de Stanford. Cuando llegamos al nivel de la Corte Suprema recurrimos a Tom Goldstein.
Con relaci�n a m�, yo llegu� al caso en el a�o 2003, hace siete a�os, cuando el caso estaba para ser llevado a la audiencia de apelaci�n. El abogado de Antonio se enferm� y se me pidi� reemplazarlo.
Algunas personas han preguntado si existe alguna posibilidad despu�s de la apelaci�n final, si existe alg�n remedio, alguna corte en el plano internacional disponible para los Cinco.
En mayo de 2005 un subcomit� del Comit� de la ONU para los Derechos Humanos, el Grupo de Trabajo Sobre las Detenciones Arbitrarias, present� una opini�n por parte de cinco jueces, acerca de que la sede viol� las normas internacionales de un debido proceso, y solicitaron a los Estados Unidos llevar el caso a otra localidad. Desde luego EEUU no respondi�.� Existen otros espacios internacionales que pudi�ramos tener en cuenta, pero eso tendr� que esperar hasta que todas las apelaciones internas se hayan agotado.
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Estamos hablando de leyes y de aspectos legales. �Qu� otros medios usted piensa que existen para obtener justicia para los Cinco Cubanos?
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La presentaci�n del 14 de junio se hizo a favor de Gerardo Hern�ndez. Las de los otros se har�n en su momento. Pero el caso de Gerardo es ejemplar porque �l est� cumpliendo dos sentencias a cadena perpetua m�s 15 a�os, en una situaci�n en la cual �l es evidentemente inocente de los cargos. Adem�s, es la primera persona en la historia de los EEUU en ser acusada del derribo de una nave a�rea por las fuerzas armadas de otro pa�s actuando en defensa de su espacio a�reo. Esto nunca ha pasado antes.
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Adem�s, como una simple cuesti�n de falta de evidencia usada contra �l, los fiscales de los EEUU reconocieron al final del juicio en una moci�n de emergencia a la corte de apelaciones que ellos no ten�an suficiente evidencia para condenarlo, refiri�ndose a ello como un "obst�culo insuperable" para obtener una condena si la jueza daba sus instrucciones al jurado sobre esta base. Sin embargo, la apelaci�n fue rechazada, las instrucciones fueron dadas, y el jurado lo conden�. Solo en Miami.
El caso de Gerardo realmente reclama la intervenci�n de organismos no vinculados a la esfera legal y judicial, y de personas en todo el mundo interesadas en los derechos humanos y la justicia.
�Qu� mensaje tiene usted para Gerardo y para el movimiento?
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Yo habl� con Gerardo hace dos d�as, �l me llam� desde su prisi�n de m�xima seguridad en California. Quer�a que lo actualizara acerca de la situaci�n actual del caso. �l es una persona muy fuerte y segura, que cree en su propia inocencia y en su pa�s. Ha cumplido con honor como voluntario en �frica� en la lucha contra el apartheid. Ha sido un prisionero ejemplar, no ha tenido una sola violaci�n en los 12 a�os que lleva viviendo bajo los rigores de un confinamiento de m�xima seguridad. �l se dirige a la comunidad mundial interesada en las cuestiones de justicia para hacerles conocer su causa. As� mismo, �l se siente confiado en que finalmente ser� reconocida su inocencia.
OTROS CASOS JUZGADOS EN LOS ULTIMOS A�OS POR CORTES NORTEAMERICANAS. COMP�RESE LA DIFERENCIA CON EL TRATO A LOS CINCO CUBANOS
Khaled Abdel-Latif Dumeisi, ciudadano jordano residente en Chicago, fue detenido en esa ciudad en enero de 2004, acusado de ser un agente del gobierno iraqu� de Sadam Hussein y no haberse registrado como tal ante las autoridades norteamericanas.
La acusaci�n se bas� en que Dumeisi suministraba informaci�n a los servicios de inteligencia de Bagdad sobre las actividades de los grupos de exilados iraqu�es que conspiraban contra el gobierno de su pa�s.
El fiscal del caso, Patrick J. Fitzgerald, aclar� que Dumeisi no estaba acusado de espionaje a pesar de suministrar informaci�n a un gobierno hostil.
En abril de 2004, en medio de la guerra desatada por EE.UU. en Iraq, Dumeisi fue sentenciado por los cargos de conspiraci�n y agente extranjero no registrado a 3 a�os y 10 meses en prisi�n.
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A Ren� Gonz�lez, uno de los 5, por los mismos cargos lo sentenciaron a 15 a�os.
Leandro Aragoncillo, ciudadano norteamericano de origen filipino, fue declarado culpable por una Corte Federal de New Jersey en Julio de 2007 de obtener ilegalmente y trasmitir informaci�n secreta de defensa nacional de los Estados Unidos.
Alrededor de 800 documentos clasificados fueron trasladados por� Aragoncillo, desde su propia oficina en la Casa Blanca donde trabaj� como asistente militar para los Vicepresidentes Al Gore y Dick Cheney, antes de pasar a ser analista de inteligencia del Bur� Federal de Investigaciones.
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Aragoncillo, quien admiti� su culpabilidad, fue sentenciado a 10 a�os en prisi�n.
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Michael Ray Aquino, ciudadano filipino residente en los Estados Unidos, fue arrestado junto a Aragoncillo en el mismo caso de espionaje y acusado de conspirar para cometer espionaje.
Aquino, quien admiti� poseer documentos secretos con informaci�n sobre fuentes de inteligencia de Estados Unidos y sobre amenazas de actos terroristas contra personal militar estadounidense en Filipinas, fue sentenciado a 6 a�os y 4 meses en prisi�n.
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Gregg W. Bergersen, analista del Departamento de Defensa, fue declarado culpable en Julio de 2008� por una Corte Federal de Virginia de conspirar para trasladar informaci�n de defensa nacional a personas no autorizadas.
Bergersen, quien admiti� ante la Corte haber trasladado informaci�n sobre ventas militares de Estados Unidos a Taiw�n a cambio de dinero y regalos, fue sentenciado a 4 a�os y 9 meses en prisi�n.
Lawrence Anthony Franklyn, Coronel de la reserva de la Fuerza A�rea de Estados Unidos, fue encausado en mayo de 2005 por una Corte Federal de Virginia por los cargos de trasladar informaci�n clasificada y de defensa nacional a un representante de un gobierno extranjero sin autorizaci�n.
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El Coronel desarroll� su actividad de espionaje mientras trabajaba en el Departamento de Defensa donde lleg� a ocupar puestos en la Oficina de Asuntos de Seguridad Internacional y del propio Secretario de Defensa y donde gozaba de la m�s alta aprobaci�n para tener acceso a informaci�n secreta sensible.
Franklyn, quien admiti� haber entregado informaci�n militar secreta a un diplom�tico israel� y a dos cabilderos de igual nacionalidad, fue sentenciado a 12 a�os y 7 meses en prisi�n m�s una multa de 10.000 d�lares. El Juez, T.S. Ellis III, que le impuso la sentencia utilizando el nivel m�s bajo de la gu�a federal de sentencias, aleg� que consideraba que Franklyn estuvo motivado por el deseo de ayudar a los Estados Unidos y no de da�arlo.
Jos� Padilla, ciudadano norteamericano que fuera arrestado en Mayo de� 2002 y acusado de conspiraci�n para cometer actos terroristas contra Estados Unidos y de conspiraci�n para cometer asesinato, secuestro y� mutilaci�n, fue hallado culpable de todos los cargos en Agosto de 2007.
Fue sentenciado por la misma Corte Federal del Distrito Sur de la Florida a 17 a�os y 4 meses en prisi�n.
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John Lindh Walker, ciudadano norteamericano capturado en Afganist�n al inicio de la guerra de Estados Unidos contra ese pa�s, fue condenado por una Corte Federal de Virginia a 20 a�os de prisi�n por estar luchando junto al ej�rcito talib�n contra las tropas estadounidenses y ser responsable de la muerte de varios soldados y un oficial de la CIA.
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Despu�s de imponer dicha sentencia como resultado de una negociaci�n de los cargos, la Corte a�adi� una cl�usula de que Walter cumpliera su condena en una c�rcel de California, donde viv�a su familia para facilitarle las visitas familiares.
Zacar�as Moussaoui, de origen marroqu�, nacido en Francia, y residente en el Reino Unido, fue arrestado, encausado y condenado en Estados Unidos por estar implicado directamente en los atentados del 11 de septiembre de 2001 y estar vinculado a Al Qaeda.
Moussaoui cumple su condena en una unidad de super-m�xima seguridad de la prisi�n de Florence, Colorado.� Su madre, residente en Francia, solicit� una visa al Gobierno de Estados Unidos para entrar a territorio estadounidense y visitarlo en prisi�n y �ste le concedi� una visa sin limitaciones de entradas por razones humanitarias.
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James W. Fondren Jr., ciudadano norteamericano, fue hallado culpable de entregar documentos clasificados del Departamento de Defensa a un agente del gobierno chino, incluyendo un informe sobre el poder�o militar de China. Fondeen trabaj� en el Pent�gono y hasta febrero del 2008 fue subdirector de la Oficina de Enlace en Washington del Comando del Pac�fico. En enero de 2010 fue condenado a 3 a�os de prisi�n.