Aquí estoy arriesgando estos versos
valerosos, leales y risueños,
partos de los intrépidos sentidos,
conceptos engendrados por los sueños,
voces del alma, más que del talento,
que representan una llamarada,
testamentos, secuelas del momento,
tan sólo para el fin de una jornada.
Versos con esta sombra de nostalgia,
con este arraigo nómada y activo,
con esta ausencia sin ella, ni ruidos,
con todo este coraje y esta magia,
con todo este privilegio vivo,
con más amor que libertad nacidos.
Tómalos si te sirven,
para cruzar el mar
o algún abismo.
Guárdalos, si tú quieres,
en el centro de ti mismo.
Hay cosas especiales en la vida
que nos hacen sentir gran emoción:
algún comienzo, alguna despedida,
un nuevo amigo, una dulce canción.
A veces escoger la preferida,
la deseada con más ilusión,
es difícil, pues en cierta medida
todas tocan profundo el corazón.
Pero si fuera yo seleccionado
a decidir en esta situación,
pensaría en lo que más he amado,
aquello que merece más amor
y te diría sin vacilación:
el beso de la patria es lo mejor.
27 de junio de 1999
qué será del amor y el sol de las once
y el crepúsculo triste sin causa valedera?
MARIO BENEDETTI
Haremos ver que somos un camino
atravesando sombras de los nuestros,
que somos una sierra y una estrella
con definidos rasgos y conceptos.
Haremos ver que somos invencibles,
que siempre saldrá el sol para el valiente
no importa que lo acechen, que lo encierren,
que le dejen la piel sin otras pieles.
Haremos ver que en las duras contiendas
de conciencia a poder y viceversa
nunca vacilará nuestra firmeza,
porque es el amor nuestra obra maestra
y hasta la muerte se llena de vida
cuando se tiene causa valedera.
8 de diciembre de 1999
Déjame que te hable con mi sana memoria,
terca como la brisa, dócil como una flor.
Claro como un arroyo, turbio como una ola,
déjame que te cuente esta historia de amor.
Ella me dio sus manos, su silencio más fino,
su más irresistible y lánguida mirada.
Yo le di mi lenguaje, mi baile, una sonrisa,
una canción, un árbol, todo fue casi nada.
Ella vino despacio, limpia, inmensa, desnuda
y me ofreció su vientre de tierra lisa y pura.
Yo le mojé los labios con un ansia de lluvia
y le sembré raíces en toda su cintura.
Ella curó mis llagas, yo la cubrí de cielos.
Ella descubrió el alba, yo anduve sin remedio.
Ella fue la culpable de este amor sin reverso
y estos son de su ayer mis más recientes versos.
23 de enero de 2000
On 8 separate occasions, the U.S. government has denied entry visas to Adriana Perez (TOP) and Olga Salanueva (BOTTOM) to visit their imprisoned husbands.
It has been almost 10 years since they last embraced.
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